Los sensores de temperatura supervisan el estado térmico de diversos sistemas del vehículo, incluyendo el refrigerante del motor, el aire de admisión, el aceite y los gases de escape. Estos sensores se construyen típicamente con un termistor o unión semiconductora, generando una señal de voltaje o resistencia inversamente proporcional a la temperatura. Los datos se transmiten a la Unidad de Control del Motor (ECU), permitiendo ajustes en la entrega de combustible, el avance del encendido y el funcionamiento del ventilador de refrigeración. Las ubicaciones de montaje comunes incluyen las culatas, los colectores de admisión y el interior de los cárteres de aceite. La precisión y durabilidad del sensor son críticas para un rendimiento óptimo del motor y el control de emisiones, con especificaciones que varían según la aplicación y el fabricante. Los sensores modernos utilizan cada vez más protocolos de comunicación digital para una transmisión de datos y diagnósticos mejorados.