Los sensores de transmisión monitorean parámetros críticos dentro de las transmisiones automáticas y manuales para optimizar el rendimiento y la eficiencia. Estos sensores, típicamente ubicados dentro de la carcasa de la transmisión, cuerpo de válvulas o en componentes externos, miden variables como la velocidad de entrada/salida, velocidad de la turbina, temperatura del fluido y la posición del selector de marchas. Los datos se transmiten al Módulo de Control de la Transmisión (TCM) para ajustes en el tiempo de cambio, la operación del embrague del convertidor de par y el funcionamiento general de la transmisión. Los tipos de sensores comunes incluyen sensores de velocidad que utilizan tecnología de efecto Hall o reluctancia variable, y sensores de temperatura que emplean termistores o detectores de temperatura por resistencia (RTD). Las lecturas precisas de los sensores son esenciales para el funcionamiento correcto y la resolución de códigos de falla de diagnóstico (DTC). Las transmisiones modernas a menudo integran múltiples sensores para un control preciso y estrategias de aprendizaje adaptativo.