Las poleas de correa son ruedas ranuradas diseñadas para transmitir potencia rotacional mediante una correa a los componentes del motor y accesorios. Fabricadas habitualmente en aleaciones metálicas o polímeros de ingeniería, son integrales en sistemas como la correa serpentina, la correa de distribución y las transmisiones del alternador. El diámetro de la polea influye directamente en las relaciones de transmisión y la velocidad de salida, mientras que el perfil de la ranura asegura un óptimo agarre de la correa y minimiza el deslizamiento. Existen variaciones como poleas fijas, ajustables y tensores, cada una con funciones específicas dentro del sistema de transmisión. El mecanizado de precisión de la ranura y las superficies de los rodamientos es crítico para un funcionamiento eficiente y una larga vida útil.